Para algunos perros, un viaje puede ser una aventura emocionante, algo que compartir con la familia o puede relacionarlo con un buen paseo a la llegada.
Para otros, puede tratarse de una experiencia terrible e incómoda. Por tanto, ¿cómo podremos asegurarnos de que nuestro perro llega a su destino sano, feliz y contento?
El truco está en estar preparado.
Antes de salir de viaje, asegúrese de que su perro lleva puesto el collar con la identificación correspondiente, en la que se especifica la dirección y el número de teléfono. De forma opcional, puede utilizar los implantes de microchip, que permitirán una identificación más fiable y duradera. De hecho, la identificación del perro en cualquier situación es un requisito legal obligatorio y una ayuda para afrontar un hecho inesperado, además de facilitarle su búsqueda si el perro se pierde.
Antes de emprender un viaje largo, llévelo al veterinario para que le haga una revisión. No olvide llevar agua fresca abundante, en especial cuando viaja con temperaturas muy altas y pare de vez en cuando para que el perro pueda hacer ejercicio y beber agua. Nunca deje al perro solo en el coche, ya que en el
interior de un coche aparcado pueden alcanzarse temperaturas muy elevadas incluso en días no muy calurosos.
Algunos perros se muestran algo inquietos cuando viajan por primera vez, pero al final, el sonido del motor y el movimiento del coche harán que se calmen hasta conseguir que se duerman.
Si su perro se marea en el viaje, asegúrese de que no come nada una hora antes de salir. Y sea considerado cuando vaya conduciendo. El hecho de acelerar y frenar con suavidad, evitará muchos problemas relacionados con el mareo.
Está permitido que los perros se sienten en los asientos traseros de un coche o en la parte de atrás de un coche familiar. Los perros pequeños y los cachorros deben ir en los transportines. Los mejores son los metálicos y los de plástico, que pueden sujetarse al asiento o se pueden llevar entre los pies.
Si el perro viaja en el asiento, debe llevar unas correas que se fijen bien a los cinturones de seguridad del coche. De esta forma, evitará que el perro se lastime o que cause algún daño a los pasajeros en caso de frenazo.
Si viaja en avión, póngase en contacto con la línea aérea con antelación para saber cuáles son las normas relacionadas con el transporte de perros.
Los perros viajan en la bodega de carga, en unas jaulas diseñadas especialmente para el viaje. Asegúrese de que llega con tiempo suficiente para coger el vuelo, ya que la bodega es lo primero que se carga. En el transportín debe indicar de manera bien visible sus datos personales y que contiene un animal vivo. Si el perro viaja al extranjero, consulte a su veterinario con suficiente antelación las vacunas y certificados de salud que necesita.
Si en los viajes largos su perro se pone nervioso, consulte a su veterinario si puede estar indicado darle un sedante. Tras examinar al perro, el veterinario le prescribirá un medicamento para que se lo dé usted mismo antes del viaje.
En ese caso, debe seguir las instrucciones que se le indiquen. En los viajes en avión, no conviene administrar sedantes ya que es posible que un perro sedado se dañe con más facilidad si se presentan turbulencias en un vuelo.
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