Los huesos son una buena fuente de calcio, aunque los perros que llevan una dieta equilibrada, ya obtienen el calcio que necesitan. Sin embargo, a los perros les encanta roer huesos de vez en cuando, son sabrosos, ejercitan las mandíbulas, les ayudan a tener los dientes limpios y los mantienen ocupados durante horas. A los cachorros sólo se les debería dar huesos con tuétano, ya que éstos no se astillan ni les causan serios problemas internos. Jamás le dé a un perro huesos de pollo o de conejo, una chuleta o las espinas del pescado.
Cocer los huesos de 5 a 10 minutos es una buena idea, pero si los hierve durante más tiempo podrán volverse quebradizos e inapropiados. De manera que nunca le ofrezca al perro el hueso del cordero que ha sobrado de la comida. La mejor solución sería utilizar artículos masticables como huesos
especialmente diseñados con una fórmula que mantendrá las encías y los dientes del perro sanos.
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