Cuando se habla de Bulldogs se suele hacer referencia a una raza de perros que se caracteriza, a grandes rasgos, por ser de tamaño medio, de aspecto fuerte, cabeza grande y hocico chato, mas bien bajo, ancho de pecho y con diferentes colores.
Hasta aquí podría ser la descripción de un perro cualquiera, pero si a todo esto se le añade una fidelidad total hacia el amo, una fealdad adorable, una pereza innata, una paciencia sin límites, una capacidad de sufrimiento increíble, una valentía sin fisuras y, sobre todo, una capacidad para demostrar a los suyos y los demás un cariño ilimitado, entonces ya no se habla de un perro cualquiera, sino de él: el Bulldog Inglés.
Origen de la raza:
Los orígenes del Bulldog Inglés se remontan, como todos los molosos, al Mastín tibetano, que se expandió por el mundo gracias a los navegantes fenicios. En la Gran Bretaña actual, el Mastín tibetano cruzado con perros locales dio origen a un perro que se podría comparar con un Mastín de hoy y que se utilizó para luchar contra los romanos cuando, en el año 55 a. C., intentaron invadir por primera vez las islas británicas.
El valor, la potencia física y la resistencia al dolor manifestados por estos perros impresionaron tanto a los romanos que se llevaron algunos de ellos a Roma para que combatiesen en la arena contra osos y leones. Incluso, años más tarde, se les lanzó contra los cristianos.
Con la caída del Imperio de los césares, los combates de perros se expandieron por toda Europa. Los canes destinados a este fin eran incitados desde cachorros a morder todo lo que pasaba por delante de ellos; la selección se operaba haciendo reproducirse únicamente a los ejemplares más gordos, más valientes y más agresivos. Así, se consiguió una verdadera 'máquina de guerra de cuatro patas'.
Características y cuidados de la raza:
El Bulldog tiene un aspecto general retacón con una cabeza grande para el tamaño del cuerpo. El tren trasero es alto y bien musculoso. Su andar también es característico porque es corto con los miembros anteriores que casi no se despegan del piso; cuando corre es igual a un caballo al galope. Su altura está entre los 31 y 36 centímetros, dependiendo del sexo; y su peso ronda los 20 ó 25 kilogramos, dependiendo de si es macho o hembra.
Características de su fisionomía:
Cabeza: tiene el cráneo ancho, por eso, se dice que si se traza una circunferencia que rodee la cabeza la medida resultante debe ser al menos igual a la altura del animal. La piel que la recubre es suave y con pliegues o arrugas. El hocico es corto (achatado) nariz ancha siempre negra y con una ubicación que parecería estar entre los ojos. Maxilares cuadrados siendo el inferior más grande que el superior llevando el mentón hacia arriba. Ojos muy separados entre si redondos de color oscuro, cuando nos mira de frente no se logra ver el blanco del ojo. Orejas de implantación alta, pequeñas y orientadas hacia atrás, lo que nos deja ver algunas arrugas internas.
Cuello: parece largo, pero no lo es. Tiene la piel gruesa y abundante, arqueado hacia dorsal y muy fuerte.
Tronco: su cuerpo es cilíndrico, con un pecho amplio. La inserción con los miembros es nítida, estos son cortos y poderosos. Cola de inserción no muy alta y corta, y con repliegues hacia la punta.
Pelaje: pelo corto y compacto. Los colores deben ser nítidos y pueden ser 'uni' o bicolores (blanco con manchas, blanco jaspeado, isabelino subido).
Los cuidados básicos.- Es una buena raza para vivir en familia y, como cualquier otra clase de perro, debe recibir una serie de cuidados que no hagan peligrar su salud ni su carácter estable. Una de las cosas que se deben vigilar es su mandíbula, que no debe tener prognatismo muy acentuado (mandíbula inferior sobresaliente), pues esto le puede producir un molesto babear.
La estructura de su nariz es complicada, por lo que puede tener problemas de respiración cuando el calor es sofocante. Otro detalle que hay que considerar es la displasia de cadera, muy frecuente entre esta clase de perros. Lo más recomendable para adquirir un Bulldog es acudir a criadores de esta raza experimentados y que ya están criando ejemplares con dos y tres generaciones nacidas fuera de su país de origen (Inglaterra), y preocupados por el prognatismo excesivo y la displasia de cadera.
El propietario de un Bulldog Inglés deberá procurar que haga ejercicio, respetando su ritmo, para que se haga musculoso y aumente su capacidad respiratoria. Se ha de evitar que se excite demasiado (a menudo padece estrés) y, sobre todo, no exponerlo al calor, su principal enemigo contra el que está indefenso.
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